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Recalculando

Acá estamos los de la generación que quedó en el medio de todo un cambio de paradigma epocal, los que somos conscientes de que, por inercia, nos comportamos de cierta manera: primereamos al sacar la billetera para invitar la cuenta, nos apresuramos a juntar la mesa y lavamos los platos mientras 'los hombres' salen a fumarse un pucho. Bien arriba esas manos los que gastaron gran parte de su sueldo en pagar un albergue transitorio lujoso después de una cena of course en un buen restó, porque se tenía incorporado el chip de que, si fuera de otra manera, el otro o la otra (cuesta el inclusivo eh?) va a pensar que se le trata como a alguien más "del montón". Arriba las que se morían de ganas por acostarse con alguien pero el mandato las llevaba a decir que no, de entrada. ¿Alguien más recordó esos noviazgos insanos de los que nos alejamos y ahora se está preguntando cómo cuerno pudimos pasar por eso?. Las décadas pasan muy pronto y acá estamos algunos, con un pie afuera de todo ese mambo del pasado y con el otro bien firme en el presente que queremos. ¿A qué apuntamos nosotres hoy?: Motivar a que seamos muchas y muchos más les que cuestionemos la manera de vincularnos, les que miremos ahí donde nadie, les que inventemos nuevas formas de besarnos, de abrazarnos, de mirarnos a los ojos, de acostarnos con otre, de despertar. De acompañarnos porque, en definitiva, somos otredades andando caminos propios y coincidiendo hermosamente con los de otres. Ojalá que nos encontremos más les que tratamos de resignificar el amor y arrancarlo de lo que estamos a costumbrados a pensar que es, ya nunca más tener que dar una charla introductora para sentirnos entendides.

Deconstruyamos este inmundo día del capitalismo sentimental para pensar qué es lo que queremos. Es sana la reflexión y es sano encontranos.

Yo digo que el amor es ontológico, entonces ¿Por qué se lo normativiza, se le pone lógica y se lo encorseta? Encontrémonos amando libres y replanteándonos la manera de elegir, a sabiendas de que esto es fundamental en nuestra revolución. Creemos amores donde los ideales estén presentes, donde nos reflejemos en la mirada de aquel que lucha, donde nos duelan las mismas injusticias y nos esperancemos por las mismas causas. Donde nos involucremos, porque el mundo está plagado de personas ausentes. Seamos compañeres en el proceso evolutivo de quien elijamos y cedamos espacio para crecer.


Dijo un groso que el amor duele. Y duele porque nos da vuelta la lógica del orden, nos descoloca. En definitiva, nos desotra. El amor es el tercer sujeto entre dos personas, el ni. Cuanto más otro sea el otro, más nos exigirá en nuestra reinvención. Debemos aprender a ser abiertos para que el otro nos transforme, nos lleve puestos y en ese acto, nos libere.




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